El juguete lo sigue esperando al borde de la cama, aunque el niño está muerto y el sol no detiene sus brazos y la lluvia viene como al final vendrá el verano y como llega el viento de la montaña. Las horas van girando en las ruedas de madera, porque el juguete quiso moverse y se lo pidió al niño para estar junto a él en los siete años.
Mueren muchos niños todos los días en un solo lugar, y los grandes se quedan con las manos mudas para llenar el baño y el silencio igual que el primer día de la primavera. ¿Por qué es débil la nieve si no deja de ser blanca y el amarillo busca el azul para sentirse más fuerte? Mueren muchos niños, pero éste tenía un juguete que lo está esperando, y no se mueve de ese lugar porque alguien le dijo que volvía.
El juguete se levanta aburrido de esperar, se pasea de un lado a otro, impaciente, han pasado muchas horas y el niño aun no llegado a jugar con él. Se para en el marco de la ventana, esperando su regreso con un sentimiento de angustia que le presiona el pecho. Se escucha el sonido de un motor, son los padres del niño, con un ambiente negro que pesa sobre sus hombros.
Corren las primeras lagrimas del juguete por su cara, sabe que algo ha pasado, corre a la entrada, asustado por temerle a la verdad. LLega al encuentro, los padres del niño lo miran, sorprendidos y a la vez aflijidos, ya que el juguete que le habian comprado a su hijo habia cobrado vida por la larga espera. Aflijidos le cuentan: "-El no podra jugar mas contigo".
Desesperado sube las escaleras pasando el umbral de la puerta, se tropieza, todo le da vueltas, lentamente se cierran sus ojos y al volver en si escucha la risa del niño que lo toma y lo lleva a jugar.
